Comunicación perruna

La comunicación o lo que es lo mismo, la transmisión de información de un individuo a otro, es un aspecto fundamental de la conducta social de cualquier especie. Nosotros empleamos un amplio abanico de señales para comunicarnos, ya sea mediante la palabra, gestos, la mirada, hasta por nuestra forma vestir o peinarnos. Como es obvio, la comunicación entre perros es menos compleja que entre los humanos, puesto que no hablan, sin embargo utilizan para comunicarse señales olfativas, visuales y auditivas.

Por lo que respecta a las señales olfativas se realizan sobre todo a través de la orina, las glándulas perianales y las heces. Todo el mundo habrá observado que la forma de orinar es distinta en machos que en hembras, ya que los primeros levantan una de sus patas traseras para hacerlo, mientras que las hembras lo hacen asentadas sobres sus cuatro extremidades. Además los machos orinan muchas más veces que las hembras y especialmente aquellos con aptitudes dominantes con la finalidad de marcar el terreno por donde se mueven. Este comportamiento además se ve incrementado cuando el animal percibe determinados olores, sobre todo procedentes de otros perros. Además muchas veces, levantan la pata trasera sin que se produzca micción alguna, por lo que esta postura debe ser considerada también como una forma de señal visual, al igual que las marcas que hacen en el suelo algunos animales que lo arañan con sus patas traseras después de orinar. Además de con la orina los perros se reconocen entre sí a través del olor de las feromonas de las gándulas circunanales. De hecho habrán observado, la tendencia que tienen los perros a olerse mutuamente el trasero. Generalmente el animal dominante mantiene la cola erguida, mientras el que adopta un aptitud sumisa, acostumbra a tenerla recogida, dificultando su inspección por parte del dominante.

Por lo que se refiere a la comunicación visual, es especialmente importante en el perro y tanto las expresiones faciales como las posturas adoptadas por los animales desempeñan un papel fundamental en las relaciones de dominancia. Así un animal dominante suele mantener la cola levantada, las orejas dirigidas hacia delante y las extremidades completamente extendidas. A veces, coloca sus patas anteriores sobre el dorso del subordinado, lo mira fijamente o se sitúa transversalmente a él, cerrándole el paso. Mientras tanto el animal sumiso, adopta posturas que incluyen cola recogida, orejas plegadas y extremidades flexionadas o a veces se adoptan posturas de extrema sumisión ya que el animal se tumba sobre su costado o su espalda, separando las extremidades posteriores y exponiendo la zona inguinal.

Durante los periodos de conducta agresiva, los perros adoptan posturas diferentes, en función del tipo de agresividad que se trate. Cuando la agresividad es ofensiva, el animal frunce los labios y muestra los dientes a la vez que se le eriza el pelo de toda la línea dorsal. Cuando la agresividad es de tipo defensivo, el animal tiende a evitar el contacto visual directo, sus extremidades están parcialmente flexionadas y unas veces recogería su cola en señal de sumisión y otras veces enseñaría sus dientes al contrincante.

Además de estas posturas está descrita otra, que utilizan para la invitación al juego, que consiste en mantener la parte anterior del cuerpo y las patas delanteras pegadas al suelo, mientras que la grupa y la cola permanecen levantadas.

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