Educar desde el principio I

El periodo de vida comprendido entre las 7 y las 12 semanas es fundamental en el posterior desarrollo del cachorro y se conoce como periodo de socialización y en el mismo el animal va a establecer las relaciones sociales primarias y ve a aprender gran parte de las cosas que va a necesitar para relacionarse satisfactoriamente con su entorno.

Las personas que adquieran un cachorrito en esta edad, deberán exponerlo de forma controlada a todo tipo de situaciones para conseguir que sea un adulto equilibrado, con un comportamiento aceptable para los humanos.

Con esta edad los cachorros ya han desarrollado plenamente sus sentidos y la capacidad de establecer asociaciones y aprender. Muestran una explosión de actividad y un proceso activo de investigación del entorno, con cierto recelo inicial experimentando una mezcla de miedo y curiosidad irresistible. Presentan un tiempo de recuperación muy corto, es decir, en caso de mostrarse atemorizados ante un objeto o ruido novedoso, tienen una gran capacidad para sobreponerse y superarlo.

Los juegos son interminables (entre siesta y siesta). Les cuesta centrar su atención por lo que las sesiones de aprendizaje deberán ser cortas. Esta frenética actividad les ayuda a poner en práctica todas las estrategias y comportamientos ritualizados de los animales adultos en sus interacciones sociales (aunque de modo rústico) : invitación al juego, saludos,..etc.

Es muy importante que durante este periodo el propietario comience a establecer de forma sistemática, patrones básicos de comportamiento: dónde debe hacer sus necesidades, lo que le está permitiendo morder, cómo interaccionar con los humanos, etc. Para evitarle confusiones, es necesario que todos los miembros de la familia colaboren y respeten las reglas establecidas, por ejemplo: no permitirle subirse a los sillones, no darle comida extra, no excitarlo,etc.

El proceso de socialización es continuo a lo largo de toda la vida del perro, si bien es en estas primeras semanas cuando ocurren los mayores cambios en los patrones de comportamiento social y cuando resultas más sencillo establecer las relaciones con los humanos. Hacerlo en este periodo resulta familiar ya que unas pocas experiencias positivas dejarán unas profundas marcas en el comportamiento posterior del perro (lo mismo ocurrirá si es expuesto a situaciones desagradables o traumáticas, de ahí la necesidad de que los criadores realicen un trabajo serio y responsable).

Hay que esforzarse para guiar al cachorro y evitar que cometa errores, para que tenga éxito en todas sus actividades de forma que no sea necesario corregirle. Nunca se le dejará suelto por la casa si no puede ser supervisado directamente. Cuando no sea posible la supervisión directa, habrá que dejarlo descansar en su área de reposo, ese lugar en el que no puede cometer errores, donde tiene sus juguetes, colchonetas y zona para emergencias.

A las siete u ocho semanas aproximadamente es el momento ideal para integrar al cachorro en la familia (desde luego, nunca después de las 12 semanas a no ser que se desee trabajar 100 veces más en su programa de socialización y arriesgarse a tener problemas en la edad adulta y tirar por tierra todos los esfuerzos realizados por el criador en la selección de los progenitores). Más adelante el propietario tendrá tiempo para asistir a clases para cachorros o exponerlo a otros perros y darle así la oportunidad de aprender más sobre el repertorio de comportamientos que necesitará para sus interacciones sociales con los de su especie.

Av. Costa Cálida Nº 31 - CP 30860 Puerto de Mazarrón (Murcia)