Gatos estresados

El gato, es un animal, que por sus características, tienden a padecer stress cuando por diferentes circunstancias se producen modificaciones de su entorno.

Algunas de las situaciones que producen stress en nuestros gatos son:

  1. Cambio de casa, al desaparecer el orden que había establecido, sus marcas faciales y sus zonas de reposo, de juego y de eliminación.
  2. De igual forma ocurre cuando hay obras de reforma o cambios en el mobiliario y la pintura.
  3. Nuevas personas en la casa, nacimiento de un bebé o introducción de nuevos gatos u otros animales.
  4. Quedarse solo en casa durante largos periodos de tiempo o a cargo de personas extrañas.
  5. Llegada a la clínica veterinaria, residencias, etc.

El modo en que va a reaccionar un gato estresado puede enfocarse de tres formas principalmente, siendo dos de ellas las que van a resultar molestas para sus propietarios:

  1. Pasividad: El animal se esconde en diferentes escondrijos donde se siente más seguro y durante un tiempo que puede oscilar desde unos días a unas semanas, prácticamente no salen.
  2. Exceso de marcaje: El animal insiste en marcar su territorio de dos maneras. La primera, que no molesta es restregándose con las paredes para dejar sus feromonas faciales y tranquilizarse al reconocerlas. La segunda que sí es desagradable va dirigida a sus competidores y consiste en el marcaje con las garras de diferentes zonas del entorno o de la misma vivienda y mediante la eliminación inadecuada de orina y caca fuera de su bandeja higiénica.
  3. Otra forma con la que responden al stress muchos gatos es con la agresividad, hacia otros animales o hacia sus propietarios.

Si nuestro gato ha desarrollado uno de estos tres síntomas, lo primero que hemos de hacer es descartar que se trate de un problema físico y por tanto considerar que son motivados por estrés, contamos con cuatro modos de acción para tratar de corregir estos problemas de conducta.

  1. Reducir el estrés. Para ello hay que facilitarle escondrijos donde se sienta seguro. Puede valer una simple caja de cartón. Evitarle situaciones que puedan alterarle. Tratarle con suavidad, no forzar caricias que tal vez no sólo no admita sino que puedan asustrarle más y NUNCA regañarles, ni gritarles, que sólo contribuiría a aumentar su miedo. Estamos acostumbrados a la jerarquía y la disciplina con los perros, pero el gato, por su primitivo instinto solitario no nos ve como jefes ni como líderes, para él somos simples compañeros de piso.
  2. Educación. Jugar con él (pelotas, cuerdas, cañas...). Utilizar refuerzos positivos (premios y caricias) y negativos no estresantes como pistolas de agua.
  3. Tratamientos médicos y/o quirúrgicos. Determinadas medicinas psicotrópicas y la castración de machos pueden ayudar eficazmente a solucionar estos problemas.
  4. Ferormonoterapia. En casi todas las situaciones en que se generaba estrés, la aplicación de la feromona F3, minimiza los periodos de adaptación y reduce la tensión en grupos de gatos que convivan en una casa y muchas de las patologías: cistitis idiomáticas, anorexia, bulimia, lamido compulsivo, etc.

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