La vista de nuestras mascotas

Nuestros perros y gatos tienen ciertas diferencias anatómicas en sus ojos lo que hacen que perciban el mundo de manera distinta a la nuestra.

La localización de la órbita en la cabeza determina la posición del ojo y por tanto la amplitud del campo visual. Las especies no depredadoras como los caballos, ovejas, cerdos o vacas, tienen los ojos situados en los laterales de la cabeza, lo que les otorga una visión panorámica muy buena. Los carnívoros como el perro y el gato, tienen los globos oculares en la parte frontal de la cabeza de manera que aunque pierden panorámica tienen una visión binocular muy desarrollada, formada por la superposición de los campos visuales de ambos ojos, teniendo un ángulo de campo visual de entre 200 y 270 grados, dependiendo de las razas que aunque es inferior al de los herbívoros es notablemente superior al de los humanos que solo alcanza los 100-120°.

Los fotorreceptores son las células de la retina encargadas del proceso de la recepción del estimulo visual y son de dos tipos, los conos que se encargan de percibir los colores y los detalles y los bastones que detectan el movimiento y son sensibles a intensidades de luz muy bajas. Los perros y los gatos tienen muchos más bastones que los humanos, pero mucho menos conos, por lo que su visión en la oscuridad es bastante buena y son mejores detectando imágenes en movimiento que fijas. Esta circunstancia es la que justifica que nuestros perros vean perfectamente una pelota que les lanzamos a varios metros de distancia ( está lejos y en movimiento) y sin embargo no pueda encontrarla cuando está completamente estática a pocos centímetros de su hocico. De igual forma cualquier perro es capaz de identificar visualmente a su dueños, pero para ello se basa en su forma de moverse y en sus gestos, puesto que no es capaz de ver con nitidez sus rasgos.

Al contrario de lo que siempre se ha pensado, los perros no ven en blanco y negro sino en color. Estos animales tienen visión bicromática y son capaces de distinguir los colores azul y amarillo y pueden diferenciar entre las tonalidades del gris. Esto significa que no diferencian el amarillo del naranja, el verde o el rojo ni el verde del gris, de manera similar a lo que les sucede a las personas daltónicas. Así los perros guía, no distinguen en que color está un semáforo, sino el brillo y la posición de la luz. Esto, además del ruido y el flujo del tráfico, les permite conocer el momento para cruzar la calle.

Por su parte, los gatos tan solo distinguen el azul y el verde y posiblemente el rojo y están especialmente adaptados para la visión nocturna, de tal forma que se estima que es cinco veces superior a la nuestra en condiciones de oscuridad, por otro lado cuando cazan o persiguen un juguete que les hemos lanzado son capaces de concentrarse en su presa y “excluir” el resto de objetos presentes en su campo visual, de manera que su objetivo es lo que ven con nitidez, mientras que el resto forma una especie de masa borrosa alrededor.

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