Abandonaperros

Cuando alguien decide adoptar o comprar a un animal de compañía, debería ser un acto meditado y no producto de un impulso irreflexivo. El introducir un animal en nuestras vidas tiene una serie de implicaciones que en muchos casos no se valoran adecuadamente y tienen como resultado el mantenimiento de animales de compañía en pésimas condiciones o su abandono.

Ninguna de estas dos opciones son tolerables. Si usted no puede tener un perro por razones de espacio, tiempo u otras motivaciones, lo mejor, sin duda, es que no lo tenga. En este mismo sentido, está la reticencia de muchas personas en esterilizar a sus gatas o perras a sabiendas que por el estilo de vida que llevan tienen altas probabilidades de tener embarazos no deseados.

La consecuencia final es el abandono de los animales. Estos abandonos se producen sin más dejándolos en lugares alejados de sus domicilios habituales , para evitar su vuelta a casa o en ocasiones amarrándolos con nocturnidad y alevosía a las puertas de las clínicas veterinarias . Este hecho, no es aislado y es frecuente encontrar animales en la puerta de nuestro establecimiento, sin que nadie se haya dirigido a nosotros , ni comentado nada al respecto.

El abandono de un animal es la consecuencia final de una adopción hecha sin pensar y demuestra poca educación y nulo sentido común por parte de la persona que comete semejante acto. Puedo entender que alguien deba prescindir de su mascota por determinadas circunstancias personales. En ese caso lo que se debe hacer es dependiendo de las características del animal y con el tiempo suficiente intentar buscarle otro dueño entre el entorno del propietario, hablando con los veterinarios más próximos o dirigiéndose a los albergues de la zona. Si se planifica con tiempo, lo normal es poder realojar al animal.

No entiendo a las personas que simplemente nos dejan camadas de cachorros o perros atados a la puerta , sin más, sin hablar previamente con nosotros o comentarnos sus circunstancias y las del animal. En otras ocasiones hay personas que están convencidas que estamos en la obligación de quedarnos con sus perros , cuando ellos han decidido no tenerlos más. «- Oiga, que vengo a dejarle mi perro ( un mastín de 70 Kg), porque mañana me vuelvo para Ecija» . ¿ Es un viaje repentino?. No lo sabía desde hace cuatro meses, aquí le dejo el perro..Esto que parece un chiste es una historia real que se repite con mucha frecuencia. El otro día en nuestra consulta de Camposol, apareció una señora británica con una gatito recién nacido, y le dijo a los clientes que estaban en la sala de espera « esto para el veterinario» y salió literalmente corriendo. Estoy convencido que lo hizo con la intención de salvar al gatito, pero parece que tendría sentido antes hablar con el veterinario y no « salir corriendo».

Los albergues de la zona hacen cuanto pueden, pero a veces tiene que soportar críticas por no acoger a todos los animales que les llevan o les dejan abandonados en las puertas de sus locales.

Los veterinarios tenemos la obligación por ética de darle nuestros servicios a todos los animales que necesiten de una atención médica por motivo de salud, pero no de acoger en nuestro seno a todos los animales que sus dueños decidan abandonar, de igual forma los albergues no pueden acoger más animales que los que permitan sus instalaciones y de la disponibilidad de cuidadores.

Si se recurre a los mecanismos adecuados, veterinarios y albergues de zona y al Ayuntamiento ( existe un servicio de recogida de animales ), con la debida previsión de tiempo, se pueden evitar las situaciones de abandono de animales que aparte de ser consideradas como delito ( aunque casi nunca se imponen sanciones por este motivo), no son tolerables en una sociedad moderna y civilizada como la nuestra.

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