Rotura de ligamento cruzado anterior

 

La rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla  es una de las patologías más frecuentes que afectan a nuestros perros. Se puede dar sola o asociada a rotura del ligamento cruzado posterior y a luxación rotuliana y a roturas o laceraciones de los meniscos.

La rotura puede ser total o parcial y consideramos que un perro desarrolla cojera más o menos evidente cuando un 30% de las fibras de las que se compone el ligamento están rotas o alteradas. Los ligamentos igual que ocurre en los humanos no se suelen romper tras un trauma sino que ocurren tras saltar hacia abajo o simplemente correr. En principio el  perro desarrolla una cojera completa que al cabo de los días se convierte en la mayoría de los casos en una cojera parcial de apoyo al andar y completa al correr. Un signo característico de estos animales afectados por rotura del ligamento cruzado anterior es que al sentarse lo hacen con la pierna afectada rotada hacia fuera (es casi diagnostico de la rotura del ligamento).

Para diagnosticarlo correctamente hemos de sedar o anestesiar al perro y hacerle una prueba de cajón anterior que consiste en hacer tracción hacia atrás y delante de la tibia teniendo fijados con una mano los cóndilos del fémur, si observamos que hay movimiento de cajón en la rodilla podemos determinar le rotura del ligamento, además solemos hacer radiografias de la articulación para determinar si hay o no artrosis y a veces solemos hacer análisis de leishmaniasis en sangre o liquido sinovial, puesto que se ha demostrado que muchos animales con rotura de ligamento cruzado tienen acantonados parásitos de leishmania en la articulación.

El tratamiento es siempre quirúrgico y el pronóstico en la mayoría de los casos es bueno.  Existen  un montón de técnicas quirúrgicas para la resolución de este problema,  a veces reparamos el ligamento usando materiales sintéticos o la propia fascia lata del animal, en otras ocasiones , sobre  todo en animales pequeños, nos olvidamos del ligamento y hacemos técnicas de imbricación por fuera de la articulación que consiguen que no cabalgue la meseta tibial sobre el fémur y por tanto evitamos el dolor del animal al apoyar el miembro y la cojera. De igual forma están descritas otras técnicas más avanzadas que tampoco reconstituyen el ligamento sino que actúan sobre la angulación de la meseta tibial para lo cual hay que realizar cortes de diferentes formas y ángulos en la tibia y utilizar distintos implantes con placas y tornillos posteriormente.

Casi siempre que se rompe el ligamento y aunque se intervenga precozmente y exitosamente, la articulación va a desarrollar en un futuro artrosis, por lo que debemos hacer un seguimiento clínico y radiológico, a la vez de  evitar el sobrepeso del animal y quizás ayudarlo con antiinflamatorios y condroprotectores.

 

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