Socialización de los cachorros

Las fases del desarrollo conductual del cachorro se dividen en cuatro etapas sucesivas:

  1. El periodo prenatal, que es el que pasan los fetos dentro del vientre de su madre, en el que empieza a desarrollarse el sentido del tacto, cosa que podemos comprobar al realizar las ecografías de las perras gestantes y ver cómo reaccionan los fetos a la palpación transabdominal de la perra.
  2. El periodo neonatal, que es el que va desde el nacimiento hasta la apertura de los ojos entre los lO y 14 días, en donde la vida de los cachorros parece dominada por el sueño y algunas actividades reflejas. Sólo reaccionan a las estimulaciones táctiles ( no ven ni oyen) y se orientan hacia las fuentes de calor arrastrándose. La sensación de dolor es la última en aparecer en el desarrollo neurológico por lo que en esta fase pueden ser apuntadas colas o espolones sin demasiados problemas para el cachorro.
  3. Periodo de transición, que comienza con la apertura de los párpados y termina cuando el cachorro comienza a escuchar, aproximadamente hacia la cuarta semana de vida. Aunque la visión no es todavía perfecta en este estado, la persistencia de los comportamientos, tales como cavar el suelo con las patas o las exploraciones táctiles, permiten sospechar la existencia de problemas de visión. Durante este periodo los cachorros empiezan a jugar y a reconocer la identidad de sus congéneres.
  4. Periodo de socialización. Durante esta fase el cachorro hará el aprendizaje de la vida social en donde adquieren progresivamente la capacidad de comunicarse y a saber interpretar las señales olfativas y posturales y el sentido de la jerarquía. Este periodo podemos dividirlo en dos fases, una primera que va desde las cuatro hasta las ocho o nueve semanas, que denominamos periodo de atracción debido a que el cachorrito se siente atraído por todo y nada les asusta. A éste le sigue un periodo de aversión situado entre las novenas y decimoquinta semanas de edad, en el que se desarrolla el temor frente a los individuos nuevos.

Esta fase de la vida del animal es fundamental para que el cachorro sea en un futuro un animal con un carácter equilibrado y sin alteraciones del comportamiento. En el periodo de atracción los cachorros son extremadamente sensibles y maleables y es el momento de habituarlos a su entorno futuro. Así el propietario o el criador debe favorecer el contacto del animal con las personas, en especial con los niños, así como con los individuos que deberá convivir pacíficamente (carteros, gente con uniforme, individuos de otras razas, gatos...). Como muchos lectores sabrán es muy frecuente que algunos animales adultos se muestren hostiles frente a la presencia de personas con determinados uniformes o de algunas razas o etnias en concreto, precisamente debido al nulo contacto que tuvieron con estos individuos en los primeros meses de vida. De igual forma durante esta fase, es el momento de habituar al cachorro a los estímulos que va a recibir de adulto (explosiones, disparos de arma de fuego, ruido de motores...). También es muy importante reforzar el aprendizaje de la jerarquía, imponiéndole cuando sea necesario, posturas de sumisión (manteniéndolos asidos por la piel del lomo o del cuello), así como hemos de multiplicar las actividades lúdicas entre los cachorros sancionando los que todavía no controlen su mordida.

Durante estas primeras semanas de vida ya podemos adivinar el temperamento del futuro cachorro, en base a la observación de su comportamiento y realizando las llamadas pruebas o test de Cambell, de las que hablaremos en el próximo número.

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