Viejas enfermedades con nuevas caras

Como bien saben los epidemiólogos, la aparición de enfermedades que se creían extinguidas o con tasas de prevalencia muy bajas depende entre otros factores de los movimientos de población. Así se están produciendo rebrotes de enfermedades prácticamente inexistentes en algunos países del primer mundo que están recibiendo afluencias masivas de inmigrantes procedentes sobre todo de África y Asia.

Esto mismo, aunque en diferente medida está ocurriendo con nuestros animales de compañía. En primer lugar estamos asistiendo a unos incrementos importantes del censo de mascotas y por otro lado cada vez más acuden a nuestro país animales procedentes de otras partes del mundo. Así en los últimos años estamos asistiendo con cierta preocupación cómo están llegando cachorros de forma masiva de países del Este de Europa, que generalmente son distribuidos a tiendas de mascotas por determinados mayoristas. Muchos de estos animales son criados en auténticas «granjas de perros» en donde se aplican criterios de producción de animales de renta, sin ningún miramiento por las condiciones higiénico-sanitarias y de bienestar animal, existiendo altos grados de consanguinidad. Los «criadores» de estos países conscientes que la gran mayoría de estos perros irán fuera de sus fronteras no eliminan ejemplares que transmiten enfermedades hereditarias y no tienen ningún problema en exportar animales enfermos o con graves enfermedades congénitas.

Como consecuencia de estas nuevas circunstancias estamos asistiendo a un incremento de todas las enfermedades congénitas, así como a un ascenso de las enfermedades infecciosas y parasitarias, que además adoptan formas atípicas lo que en ocasiones hace difícil su reconocimiento y diagnóstico.

Por poner algunos ejemplos, podemos citar el incremento de enfermedades parasitarias como la giardiosis que produce diarreas en cachorros o formas juveniles de sarna demodécica o por Cheilletla o gastroenteritis virales por nuevas cepas importadas de coronavirus, rotavirus y parvovirus.

Recuerdo cuando empecé a trabajar hace 20 años que era común ver perros con moquillo, tras unos cuantos años casi desapareció la enfermedad y ahora volvemos a ver muchos animales con cuadros subclínicos o atípicos de esta enfermedad.

La leishmaniosis está haciendo estragos y es una de las enfermedades que está en pleno proceso de expansión, puesto que cada vez hay más censo de perros y quizás también de los mosquitos transmisores de la misma, a la vez que no existe ningún medio de profilaxis eficaz para evitarla.

Infecciones por coronavirus felino, tos de las perreras, filariosis y hasta toxoplasmosis son otras de las enfermedades que vemos con más frecuencia. La solución a este problema, que no es menor, está en manos de todos. De las autoridades sanitarias para que regulen y controlen mejor el comercio y tráfico de animales de compañía, de los profesionales del sector de la venta de animales de compañía para que sean más escrupulosos a la hora de elegir proveedores, de los propietarios de animales que deben llevar sus mascotas al veterinario para que vele por su salud y del mismo gremio de los veterinarios que en muchas ocasiones no nos implicamos de forma suficiente para que atajar este fenómeno.

Av. Costa Cálida Nº 31 - CP 30860 Puerto de Mazarrón (Murcia)